Discurre el Ojo de la Fuente bajo la sombra de una encina milenaria. Se desconocen los orígenes primitivos de este manantial, pues no existen documentos que acrediten su construcción. Al interior se llega bajando unas pequeñas escaleras; una vez allí se observa una bóveda, con todas sus paredes en piedra, de donde mana agua en grandes chorros. La temperatura del agua en el manantial es de 14 grados.